La mandarina peruana es símbolo de otoño. Cultivada en Lima, Junín, Huánuco y otras regiones de la sierra baja, su aroma cítrico y sabor dulce la hacen irresistible. En los mercados, se vende por bolsas enteras, y es común verla en loncheras escolares, desayunos familiares y meriendas. Su fácil pelado y gajos jugosos la convierten en una fruta práctica y nutritiva. Rica en vitamina C, fortalece el sistema inmunológico y refresca en días cálidos. En la cocina, se usa en jugos, postres y como ingrediente en platos agridulces. También se aprovecha su cáscara para preparar infusiones digestivas y ambientadores naturales.